Toda la mitología de la piratería recibe atención en una rápida sucesión de apuntes: los barcos y sus banderas, lo que se comía y bebía a bordo (con una atención especial al papel que desempañaba el ron), el código de disciplina interna de las tripulaciones, los recursos de medicina y cirugía en alta mar, los puertos de refugio y la vida que se hacía en ellos, las razones que podían llevar a un hombre a la piratería, el ritual de las ejecuciones… Todo, hasta la afición a los loros, recibe atención en este repertorio de curiosidades y noticias.
Un libro que responde a la pregunta: ¿Cómo era realmente la vida de los piratas?
Robertson deja a un lado las fantasías que pintan a los piratas como antihéroes románticos en busca de tesoros y aventuras y nos ofrece la vida de los piratas contada por ellos mismos, por sus víctimas y por sus perseguidores.
Un fascinante mosaico compuesto de extractos de biografías, de cartas, de fragmentos de procesos judiciales, de los recuerdos de sus víctimas y de las noticias y chismes publicados en su tiempo.
Stuart Robertson nos ofrece una imagen de la realidad de lo piratas más extraordinaria que la ficción, a partir de un mosaico de curiosidades y noticias.
El cine y la literatura han envuelto al pirata con una gruesa capa de tópicos, lugares comunes y leyendas que está muy lejos de parecerse a la realidad. De ahí el doble interés de un libro como La vida de los piratas (Crítica), en el que Stuart Robertson se dedica a desmontar falsedades o confirmar datos dando la voz a los propios protagonistas: piratas, víctimas y perseguidores tienen rienda suelta para darnos su punto de vista, contarnos sus andanzas, relatar sus fechorías, evocar sus sufrimientos o informar de sus misiones.